Metáfora de un capoeirista

Un capoeirista nace de la necesidad de supervivencia y de resistencia de un pueblo. La interminable y brutal lucha entre opresor y oprimido impone a los capoeiristas a crear mecanismos de defensa. Estos mecanismos de defensa surgen de las actividades del día a día, como cortar la caña de azúcar o usar el martillo.

Foto: Google
Así surgió la capoeira. De la necesidad de luchar contra la opresión de un sistema explotador, deshumano, desigual. El movimiento de cortar la caña de azúcar o usar el martillo dieron nombre a dos de los golpes de la capoeira (tesoura y martelo). Hoy, veo estos dos golpes diariamente en otra época, en otro contexto pero con la misma narrativa. Del opresor y del oprimido (si quieres entender más y/o mejor, te sugiero leer la Pedagogía del Oprimido de Paulo Freire).

¿Y por qué digo que veo estos golpes diariamente? Si te fijas en el capoeirista, él, a la hora de jugar a la capoeira, hace movimientos de como si estuviera borracho o despistado. En realidad él está observando los movimientos del opresor para poder defenderse y/o contra-atacar.

Como ya decía una canción brasileña: "malandro é malandro e mané é mané" (listo es listo y tonto es tonto).

Ahora viene la parte más "entretenida" para la gente del mundo de la educación social. Para los profesionales que trabajan en el ámbito social o para toda la peña que está submergida en este universo, o que han trabajado en los centros de menores y centros de día.
De un lado está el oprimido: el colectivo de menores, jóvenes y adultos migrantes. De otro, todos estos centros de acogida que representan los intereses del opresor...

Bueno...

Me encanta como estos colectivos se mueven igual a los capoeristas, creando sus golpes para burlar el sistema, para defenderse o incluso contra-atacar. Me enfada, pero me encanta la manera como el opresor (malandro) crea rápidamente alternativas para oprimir a estos capoeiristas de la modernidad. Pero ellos son capoeiritas. Son malandros. Y como todo malandro, no son manés. También recrean nuevos golpes para huir de la opresión y es genial!!

Nos quedamos así, creando, burlando, enamorándonos y enfadandonos con el sistema y con los capoeiristas que viven en los centros de día como en las senzalas que pertenecían a las casas grandes del siglo XIX en Brasil. (Y si quieres entender y conocer las senzalas, te recomiendo que leas "Casa Grande e Senzala" de Gilberto Freire).

Los equipos de trabajo de los centros se dividen en bandos distintos, creando una casi guerra fría a punto de explotar. Y mientras la guerra no explota, los capoeiristas siguen viviendo, porque a ellos les da igual la guerra.

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